19 May, 2007

Harry Potter y el Misterio del Príncipe




Hasta aquí hemos llegado.



Intolerable.



¿Cómo se atreve?



Quizá una carta indignada no sea suficiente. Le mandaré mejor un hipogrifo hambriento. "A la atención de J. K. Rowling..."



Aunque, pensándolo bien, a lo mejor es que la pobre sufre de alguna terrible enfermedad que la imposibilita para TERMINAR SUS LIBROS DECENTEMENTE. ¿Síndrome del túnel carpiano? Podría ser...



De todas formas, nada justifica esa pérdida de ritmo, ese alfiler maligno con el que hace estallar el globo de la emoción y obliga a que el electrograma de la adrenalina en sangre (arterial) se quede plano después de muchos y maravillosos picos.



¿Cómo puede "matar" a uno de los personajes clave de la historia y quedarse tan ancha? Y diré más (con las venas del cuello hinchadas): ¿quién se cree que es para, además de matarlo, resolver los cabos sueltos en TRES malditas páginas?



¿Y quién conoce un niño de dieciseis años que le dice a su primera novia que "tenemos que dejar de vernos porque he de salvar al Mundo Mágico"?



¡¡¡¡PUAJJJJJ!!!!



2 comments:

Raquel said...

Sí. A mí también me dejó un regustillo amargo. ¡Pero no podré evitar comprar la última entrega!

Unknown said...

Pareces Kathy Bates en "Misery", jeje