03 January, 2009

Un cuento entre diez

Tomo el testigo de Persiguiendo una Ilusión. Se trata de escribir un cuento entre varios. Estas son las "instrucciones de uso":

Antes de comenzar el cuento debes poner un número delante, para saber que número te ha tocado. Por ejemplo:

1. El niño andaba por la calle.

2.El numero 10 tendrá que elaborar el final del cuento y dejar el resultado en el blog de Eva o en el de d'AkTuAl

3.Copiad todas las normas y el cuento en vuestro blog antes de seguir con el cuento.

4.Escribid el número de versos, estrofas que queráis.

5.Poned la dirección de vuestro blog.



Aquí el cuento:

1:Desde el otro lado de la pantalla:Jesús se iba de excursión al campo, y como quería tanto a Arturo se lo llevó con el. Cuándo se aseguró de que llevaba todo subió al autobús.

2:Mira para aquí:En el autobús se sentó al lado de Arturo y los dos muy contentos sin saber nada de que iban a emprender una nueva aventura que marcaría su vida para siempre.Al bajarse del autobús y deshacer la maleta fueron a explorar por el bosque.Después de una larga caminata se encontraron perdidos en medio del bosque...

3:Gominolas Azules: Los dos amigos estaban muy desorientados, ya que era su primera excursión juntos, y para no perder la calma buscaron una sitio donde dormir y comer, ya que eran ya altas horas de invierno y hacia bastante frío.

4:d'AkTuAl:Encontraron un pequeño rincón resguardado, se acomodaron con algunas hojas y arbustos para intentar evitar la humedad y el frío de la noche, Jesús se encargó de que Arturo, no tuviera ninguna molestia, ya que Arturo era muy frágil, y estaba muy asustado. Se decidió esperar a que amaneciera y con el primer rayo de luz, emprender de nuevo su búsqueda. Empezaban a entrar en calor…. Cuando de repente….

5: Diario de una mujer actual: Sintieron que no estaban solos en ese paraje, se levantaron con cuidado de no hacer mucho ruido, recogieron sus cosas y se adentraron en el bosque para intentar saber de donde venían aquellos ruidos.... Después de más de media hora de caminata, desde lo alto de un acantilado, vieron una hermosa playa, con unos casetas de pajas y un grupo de chicos y chicas de su misma edad.... En ese momento, sin pensarlo dos veces, decidieron.....
6. Persiguiendo una ilusión: acercarse a aquellos niños; debían de ser sus compañeros. ¡TENÍAN que ser ellos! Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que llevar a cabo aquel plan no iba a ser tan fácil. Estaban en lo alto de una roca que descendía prácticamente en vertical sobre el mar. Aunque consiguieran descenderla, ayudándose por la poca vegetación existente en la pared, solo conseguirían llegar al mar, y la orilla quedaba aún lejos. Intentaron seguir el borde de la roca, pero pronto toparon con una densa maraña de ramas que les impedía el paso. Retrocedieron sobre sus pasos. Desesperados, empezaron a gritar pidiendo ayuda. Pero su voz se perdía entre el sonido de la brisa y de las olas rompiendo contra el acantilado. Jesús, con la voz rota y vencido por el desánimo, se sentó dejándose caer, pero entonces...

7. Lego y Pulgón: vieron un albatros que parecía volar decidido hacia la pared de roca, a sus pies. Cuando creyeron que iba a estrellarse, ¡desapareció!. Jesús se tumbó en el suelo y se arrastró poco a poco hasta el borde del precipicio para asomarse. Arturo (qué miedoso es este chico), le agarraba del cinturón, no fuera a caer. "¿Ves algo?", decía Arturo (qué poco parecido con el legendario Rey) con voz temblorosa. "¡Sí!", contestó Jesús con un grito, "¡Aquí abajo hay una cueva! Si atamos nuestros dos cinturones juntos... sí, y este trozo de cuerda que llevo en la mochila... con cuidado." Fijaron la cuerda fuertemente al tronco de un arbusto cercano, y Jesús se lo pasó alrededor de la cintura. "Yo iré primero y te contaré lo que hay" dijo con decisión, los ojos brillantes y el corazón a mil por hora. Cuando se deslizó por el borde del precipicio, comprobó que alguien había dejado clavados en la pared unos anclajes que facilitaban el apoyo de pies y manos. Aún así, le daba mucha tranquilidad sentir la cuerda de seguridad alrededor de la cintura, la altura era abrumadora. Con facilidad llegó a la entrada de la cueva. Se desabrochó el arnés improvisado, y sacó de la mochila su linterna. Dentro, el suelo era de arenisca, mullido y agradable al tacto. El ambiente era seco y cálido, y la oscuridad en la pared del fondo era absoluta. Al iluminarla, comprobó que se transformaba en un amplio pasillo, de alto techo, que se adentraba en la profundidad de la montaña.
"Arturo, tira de la cuerda y amárrate tú. ¡Baja! Verás que es fácil. No te vas a creer lo que hay aquí".


Paso el testigo a Bea

Love is...

... dormirte aspirando el aroma de la persona amada. Primero, con algo de angustia, he de reconocer, comprobé que Monchito no había perdido el conocimiento. Y luego me admiré de su capacidad de amar hasta las últimas consecuencias.
Los zapatos son del Pulgón. De trabajar. No digo más nada.