28 April, 2010

Olla Gitana

¿Alguien ha descrito alguna vez lo que se siente por un hijo? ¿De forma que todos lo entendamos y compartamos?
Yo no sé cómo hacerlo, por dónde empezar. No estoy lo suficientemente dotada, ni en manejo del lenguaje, ni en vocabulario, ni en conocimiento de mí misma para poder destripar y describir esta tormenta que tengo justo detrás del esternón, y que se extiende desde ahí hasta llenar cada rincón de no sé qué. ¿Luz? ¿Calor? ¿Colores?

¿Qué es esto que tengo dentro?

Este Alien no estaba cuando recibí la foto de asignación. Estaba una inmensa alegría, emoción, incertidumbre pero de la buena, de la que da maripositas en la barriga. Tampoco estaba cuando viajamos a buscar a Bambú. Entonces reconocí mucha ternura, un instinto de protección feroz, y una capacidad de cuidar que no sabía que tuviera. Y al llegar a casa, la ternura se multiplicó por un millón, la risa, el baile, y siempre presente, el afán de cuidar y proteger. Todo esto lo sé describir, lo reconozco cuando lo leo. Sí, esos exactamente eran mis sentimientos.
Pero este Alien a quien no soy capaz de atrapar y poner bajo el microscopio, que de pronto me ataca por la espalda cuando menos lo espero y me corta la respiración, y me hace pensar "¿¿Pero qué es esto??", este sentimiento misterioso e inaprensible no estaba ahí antes. Nunca antes. Jamás.
No sólo explota en el mismo centro de mi caja torácica y se derrama hasta inundarlo todo, sino que al mismo tiempo me ata a la tierra, de una forma también nueva y desconocida. Nunca antes fui tan real. Me salen raíces de los pies que se incrustan en el suelo y van cada vez más hacia el centro de todo, de lo que sea. Le pueden dar la vuelta a la Tierra que no me caigo. Y no es la fuerza de la gravedad, esa ya estaba antes de conocer a Bambú. Es otro pegamento distinto.
¿Qué es esto que tengo dentro?

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Estos días estoy con fiebre y encontrándome mal. Es el momento de echar mano del recetario, y cocinarme una buena Comida de Mimitos. Esta Olla Gitana (tomada de Mª Jesús Gil de Antuñano, con algunas modificaciones) resultó perfecta.



Ingredientes:
- 350 gr entre garbanzos y judías blancas (yo usé sólo garbanzos), puestos en remojo la noche anterior
- 250 gr habichuelas (judías verdes)
- 150 gr calabaza
- 2 peras
- 1 cebolla grande
- 1 cucharada tomate frito
- 2 dientes de ajo
- 10 almendras tostadas peladas (sin sal)
- 1 rebanada de pan
- unas hebras de azafrán
- 1 cucharada pimentón
- 8 cucharadas de aceite
- 2 cucharadas vinagre
- 1 1/2 litro de agua
- sal y pimienta


Procedimiento:
Se pone el ltro y medio de agua en la olla rápida, y cuando hierva, se añaden los garbanzos, se tapa y se cuentan 15 minutos (en la receta ponía 25 minutos, pero fue excesivo, se me rompieron muchos garbanzos). Una vez pasado el tiempo, se aparta del fuego y se espera a que pierda presión para abrir la tapa.
Se abre la olla y se añaden las habichuelas, la calabaza y las peras, peladas y en trozos; se sazona, y se pone a fuego lento.
Mientras, se fríe en el aceite el pan (yo lo tosté), los dientes de ajo pelados y enteros, y las almendras. En una pequeña sartén aparte, sin aceite, se tuesta un poco el azafrán. En un mortero, se pone el pan, los ajos, las almendras y el azafrán (escurrido todo), y dos cucharadas de vinagre. Se maja bien hasta hacer una pasta.
En el aceite sobrante, dorar la cebolla picadita; cuando esté, añadir el pimentón, el tomate frito, y el majado. Remover bien, y añadir a la olla. A fuego lento hasta que la calabaza esté blandita.

Es un puchero muy dulce, por las peras, la calabaza y los garbanzos, pero al mismo tiempo, con el toque del vinagre, las almendras y el ajo. Calentito, reconfortante y creo que curativo.