No necesito lámpara para leer, pero, si la ocasión lo requiere, aparece un sofá de orejas con tapizado inglés, una lámpara de pie, la alfombra del comedor de casa de Baba (con los colores como si fueran nuevos) y una chimenea. La biblioteca es móvil: el libro que quiero recordar siempre está al alcance de la mano, sin necesidad de subirme a ninguna escalera, a pesar de que los últimos estantes están tan lejos hacia el cielo como las copas de los árboles.
25 December, 2007
Mi lugar
No necesito lámpara para leer, pero, si la ocasión lo requiere, aparece un sofá de orejas con tapizado inglés, una lámpara de pie, la alfombra del comedor de casa de Baba (con los colores como si fueran nuevos) y una chimenea. La biblioteca es móvil: el libro que quiero recordar siempre está al alcance de la mano, sin necesidad de subirme a ninguna escalera, a pesar de que los últimos estantes están tan lejos hacia el cielo como las copas de los árboles.
15 December, 2007
Granada
Al día siguiente, nos acercamos, tímidos, al pie del palacio. A pesar de la cantidad de turistas, de las miles de veces que tienes que enseñar tu entrada, y de la voz nasal y entusiasta de la guía, conseguimos crear para los dos nuestro universo paralelo e imaginar la vida cotidiana, los colores, hoy desvaídos, el ruido y el olor de hace ocho siglos. Debo revisar mi identidad, porque no me imaginé en ningún momento con velos y paso delicado, sino con turbante, montando un caballo tordo de mirada salvaje. Y con cimitarra al cinto, por supuesto.
Aparte de la Alhambra (¿aparte? No, nunca. Junto con), Granada es una ciudad con muchos atractivos. No puede decirse que acertásemos con nuestras elecciones de restaurantes. Mi radar gastronómico se desajusta gravemente cuando traspaso el umbral isleño. Tengo que reconocerlo con tristeza. En ningún local conseguimos combinar satisfactoriamente los dos pilares de una buena comida: calidad y precio. O se nos quedaba cojo de un lado, o de otro. Invariablemente.
Pero no sólo de pan vive el hombre. Y de todo lo demás tuvimos en abundancia. Calles por las que caminar, alturas arquitectónicas ante las que empequeñecer, barroco para emborrachar... Y la constante sensación de ir y venir en el tiempo, quizá un poco mareante. Como si se tratase de un juego del tejo de los siglos.
01 December, 2007
La familia y uno más
Después de merendar fuimos a dar un paseo guiado por Madrid (las dos más chicas en sus cochitos, pero la rubia divina exigía tenernos al Pulgón y a mí a los lados, cada uno cogiéndole una mano). Entramos a una heladería italiana y la llenamos en un segundo. Perdonen la foto tan oscura, pero no tengo otra. Chicos, si de las que ustedes sacaron hay alguna mejor, me la prestan. De todas formas, no me hace falta foto para recordar. En mi retina están las imágenes mucho mejor iluminadas, dónde va a parar.
24 November, 2007
Matrimonio de provincias
Tras un vuelo incómodo, como sardinas en lata, una lata ruidosa y, según esta sardina, poco estable, llegamos a Barajas. Terminal 4. En lugar de la típica guagua "rara" que parece que no tiene principio ni fin, (un gusano sin cabeza), te lleva al edificio terminal un tren. Desde ese momento quedó claro quién volvía a casa y quién, como nosotros, aterrizaba en una capital: caras de lechuga mustia e inexpresiva unos, risitas nerviosas y excitadas otros. Ya fuera del tren, seguimos la señalización pero, sobre todo, seguimos a las lechugas más inexpresivas que parecían saber lo que hacían.
Cuarenta y siete minutos esperando por nuestras maletas, seguramente gracias al modernísimo sistema de distribución de equipajes con que se dotó a la nueva Terminal.
Parada de taxis algo caótica, con pasajeros que, constantemente, contradecían la lógica de los taxistas acerca de qué vehículo estaba el primero en la fila (unos u otros no vieron algún capítulo importante de Barrio Sésamo). Pulgón y yo nos subimos en el del primer taxista que nos miró a los ojos (quinto coche, segunda fila). Como nadie pareció protestar, emprendimos viaje, mientras el conductor nos contaba detalles acerca de la sordidez y peligrosidad "harlemiana" de la dirección a la que nos dirigíamos. Nos dejó en nuestro destino, con nuestras maletitas a los pies, y cara de Pardillos S.A.
A estas alturas de la noche, la una hora peninsular, el hambre puede más que el miedo, así que nos metimos un par de billetes en distintos bolsillos, el carnet de identidad entre los dientes, nos pusimos la cara de "cuidado conmigo, chaval" y nos fuimos a buscar sustento. Dos esquinas más allá estaba la Gran Vía, y ahí nos confundimos entre la multitud y volvimos a disfrazarnos de Paco Martínez Soria (con boina, con boina). ¡Qué animación! ¡Qué ambientazo!
Entramos a un café de aire cosmopolita y trasnochador. Dos hamburguesas, Coca-Cola y cerveza, y comimos felices. Nos volvmos a calar la boina hasta las cejas cuando nos trajeron la cuenta. 25 € (cuatromil pehetah). Claro, no es lo mismo comerte un bocadillo en una gran capital que en una islita de la costa africana. Dónde va a parar.
Hay qué ver cómo cansa vivir en la gran ciudad. Casi ni nos dimos las buenas noches, perdimos el conocimiento antes de apoyar la cabeza en la almohada. Eso sí, en la intimidad, nos quitamos la boina.
04 November, 2007
1 de Noviembre
(Ambientillo por fuera de mi casa)
Escrito por Guru:
"En directo a las puertas de "El Sitio" se concentra multitud de público, tres furgonetas de cadenas de televisión y un grupo de periodistas de emisoras locales.La policía local, ante la inesperada avalancha de gente, ha tenido que personarse alrededor de la finca por la llamada de un par de vecinos alarmados y los agentes han tenido que formar una cadena humana entrelazando sus brazos para evitar que la gente salte los muros.
Las cámaras están dispuestas, los focos encendidos, los bolígrafos a la espera de las primeras palabras de Lego, que hoy, señores y señoras, comienza todo un mes de vacaciones.
La gente aquí congregada necesita saber qué experimenta un ser humano ante 30 días naturales de ocio y asueto. Vida contemplativa.
El ambiente no puede describirse. Es difícil ver la parte principal de la casa entre tanta pancarta. El ambiente es festivo e incluso algunos han venido disfrazados aprovechando la festividad del día de los Santos.
Pero ... atención ... parece que hay movimiento dentro de la casa.
¡Sí! entre los ladridos de varios perros destaca una voz femenina.
¡Sí! es ella. Ahí está ..... alta, con ropa de campo, casual e informal pero elegante, con su melena rizada y rojiza al viento ....
ES ELLA!!!! El público está como loco, aplaudiendo, vitoreando, se oyen expresiones de "porque tú lo vales, baby", "vacaciones, vacaciones, oe, oe" .... qué ambientazo señores. Es una pena que no todos puedan compartir este momento. Es tan emocionante.
Atención! parece que se acerca a la entrada! viene acompañada de varios perros y en concreto uno negro, pequeño, no para de dar saltos y enredarse en sus piernas. Levanta un brazo para saludar al público congregado y sonríe abiertamente, aún medio dormida.
Lego! Lego! buenos días! ... por favor, unas breves palabras .... ante todo nuestra más sincera y cordial enhorabuenta pero .... el mundo necesita saber......
¿qué se siente al estar de vacaciones?"
23 October, 2007
Primera Plana
"Al faro" cafetería-librería. Un local antiguo del casco histórico de La Laguna, reformado con un gusto impecable. El Pulgón y yo solemos ir a desayunar los Domingos. Nos sentamos en el patio de suelo de piedra, recibiendo la luz indolente de un día de fiesta. Yo pido el desayuno Alfaro: fruta de temporada y dos tostadas con aceite de oliva y mermelada (o sin ella si estoy de mal humor). Pulgón una Coca-Cola (desayuno recomendado por la OMS) y un dulce. Él, el periódico; yo, con mi libro de turno . Y para los dos, todo el día por delante. A. entra y sale, atendiendo mesas, sugiriendo libros, preparando lecturas y eventos. Me encanta verla así, aunque en ocasiones le entre el ataque de nervios. Y me encanta porque sé que toda esa energía, la esperanza, el miedo, la lucha, quedan impregnados por todas partes, y el sueño parece más intenso, más sabroso, más real. La admiro.
G. es Leo. Pero aparte de eso, es muchas más cosas. A veces me la imagino como un león (o una leona, pero con melena, porque si no, el viento que he conseguido para esta imagen, no serviría para nada), vestida con traje de rugby. Bueno, queda raro, lo sé. Pongámosle el traje de rugby "por dentro". Lleva un par de años gastando coderas y bombillas de flexo. Y todavía le quedan ganas de escribir un blog, cuidar a los amigos, hacer queques de cardamomo y sacar fotos increíbles sin moverse de la silla. Ah, se me olvidaba un detalle sin importancia: también trabaja a jornada completa. "Me" acaba de aprobar el primer examen de la oposición. Estoy tan orgullosa que creo que he engordado.
La familia S-J está compuesta por padre, madre y cuatro hijos. No satisfechos con semejante hazaña, decidieron un buen día que cuatro no eran suficientes, y ayer se encontraron, por primera vez, con su hija Blanca NianCui en Xi'an. Me los imagino a los ¡¡¡siete!!! subiendo y bajando de aviones, los niños cansados, los padres nerviosos. Pero son gente tan generosa que han creado un blog para que sus amigos podamos vivir en primera persona toda esta historia. Esta mañana, nada más encender el ordenador, me tiré en plancha a leer las novedades. Blanca es una niña extraordinaria e intensa, que pasa del llanto a "plena boca" (de verdad, como en los dibujos animados), a la carcajada o a la concentración más profunda mientras se come un potito de fruta, experimentando, seguramente por primera vez, la combinación de sabores y texturas tan exótica. Me emociona de una manera totalmente nueva para mí el verla sonreir. Qué privilegio.
Esta es mi realidad, aunque parezca fantasía. Estos son los acontecimientos que aparecen en la primera de mi periódico. Por eso tengo siempre la boca medio abierta de asombro.
13 September, 2007
Harry Potter and the Deathly Hallows
No puedo desvelar nada de lo que he visto, oído y hecho. Un juramento solemne ante la Orden del Fénix. Sólo puedo decir que ha sido un fin de fiesta emocionante, ha valido la pena. Y sí, he comprendido que esto es una despedida. Lo acepto con resignación. Tranquila, Rowling, no voy a hablar con mi amiga Annie Wilkes para que me eche una manita para convencerte.
Y, para terminar, mi admiracíón para el autor de la traducción al español de los libros de Harry Potter. Hago una reverencia ante quien creó la palabra Mortífago a partir de "Death Eater". Mortífago es infinitamente más potteriana. Aplausos.
01 August, 2007
Debería haberse quedado sentado
Debería haberse sentado en una piedra, muy cerca de las pequeñas llamas, de la diminuta columna de humo que se elevaba hacia el cielo, presagiando el inmenso placer que vendría a continuación; debería haber quedado hipnotizado por la danza del fuego, por el baile al que se sumó gustoso el viento caliente y seco. Cuando el calor le abrasara la piel, cuando su carne empezara a llenarse de ampollas y a ennegrecerse, quizá en ese último momento consiguiera sentir como el ser vivo que fue alguna vez. Aunque sólo fuera algo de miedo y dolor.
Vivir cerca del monte es un privilegio. Pero a veces puede resultar peligroso.
Ayer por la tarde apareció otro foco, esta vez, bastante cerca de El Sitio. Ante la posibilidad de que nos evacuaran, empecé a preparar la logística de la operación, que no es poca. Es que la mía es una familia que, además de numerosa, es difícil de trasladar. Por orden de tamaño, había que movilizar a dos caballos, dos humanos, tres perros, un gato, veinte gallinas, tres gallos, un canario y diez peces. Ahora tengo en la entrada de la casa el número de teléfono de un desconocido (hasta ayer, hoy somos casi hermanos) que los vendría a buscar con su remolque; el de unos amigos que tienen sitio donde alojarlos. Las tres correas, el transportín del gato limpio y a la vista. La documentación de todos (incluídas las de Pulgón y yo) en una carterita.
28 June, 2007
16 June, 2007
Yesterday
19 May, 2007
Harry Potter y el Misterio del Príncipe
12 May, 2007
¡Athleeeeeetic!
Por la mañana desayunamos en "La Catedral", una cafetería muy cerca del estadio, con una bollería espectacular (Lego se emociona) y servilletas con el escudo del Club (a Pulgón se le llenan los ojos de lágrimas cada vez que se limpia la boca).
Después de desayunar como reyes (o como animalitos hambrientos), damos un paseo hasta el Hospital Civil de Basurto, una visita que debería estar en todas la guías turísticas de Bilbao. Entras en los jardines y nada indica que se trate de un hospital, salvo que algunas de las personas que se sientan en los bancos van en bata y zapatillas. Creo que es de un poder terapéutico enorme el salir del ambiente hospitalario (a los que su enfermedad lo permita, claro) y reunirse con la familia, niños incluídos, al aire libre. La arquitectura que te rodea es de un claro sabor inglés y de otra época. Cuesta creer que alberga en su interior unas instalaciones modernas. Creímos entrever, por los paseos, a unos señores de barba blanca y bata almidonada que llevan ya casi cien años recorriendo el lugar con las manos a la espalda, hablando de si el descubrimiento del Dr. Fleming tendrá realmente aplicación práctica en el futuro o no.
Decidimos acercarnos al Parque de Doña Casilda, es Domingo y queremos tomarnos el día con calma. Es un parque precioso, también muy inglés (algo les pasa a los bilbaínos con lo británico, está clarísimo), con fuentes, muros de los que cuelga la wisteria, y sonidos de agua y pájaros. Como me temía, el Pulgón se transfromó en la Máquina de Fotografiar Plantas así que, previendo aburrimiento y mucho caminar, saqué del bolso mi libro, busqué un Árbol Amigo y me independicé. Al cabo de un buen par de capítulos, Pulgón volvió radiante, con la cámara llena de variedades vegetales que por las islas no se ven mucho.
Paseo por la Gran Vía en busca de un sitio donde almorzar. Me llama la atención un señor mayor, con su txapela, gabardina y paraguas, que camina sin prisas; la brisa entreabre el gabán y asoma una bufanda del Athletic. Calentando motores. Nos empezamos a poner nerviosos.
La tarde pasa en un suspiro, empapándonos de arquitectura y lluvia. Se acerca la hora. Volvemos al hotel para coger la bandera que trajimos de Canarias (metro y medio, siete estrellas verdes, como marca la Ley, quién me lo iba a decir a mí...), nuestras bufandas (quién me lo iba a decir a mí), el "Hola" (por si acaso, que los partidos son muy largos y no me gusta el fútbol) y pasar por una cafetería a comprar bocadillos. Las cosas, o se hacen bien, o no se hacen.
Llegamos al estadio con dos horas de antelación. Operación Bandera, con la ayuda de una cinta de embalar que nos prestaron en el Hotel (personal lleno de recursos). Nos sentamos, y me entretengo en analizar exhaustivamente la casa de Valentino en Gstaad mientras el estadio se llena. Y, de pronto, haciéndome dar un bote en el asiento, empiezan todos a corear un grito que inicia el señor de megafonía, y que pone la piel de gallina hasta a un témpano de hielo (futbolísticamente hablando) como yo. El famoso Sonido de La Catedral. Ahí lo tienes.
El "Hola" queda olvidado en el respaldo del asiento, y me descubro sintiendo una profunda (y, al paracer, ancestral) antipatía por el árbitro y por un chico maligno dotado de, al menos, ocho codos demoledores, llamado Sergio Ramos. Mientras el Monstruo de los Codos comete mil y un atropellos, los Muchachos (a estas alturas soy ya fan incondicional) consiguen meter un heroico gol. El que Los Otros marcaran cuatro no tiene mérito alguno. Primero, porque casi ninguno es de Madrid. Segundo, porque están llenos de codos, y eso no vale. Y tercero, porque Beckham esta feísimo teñido de amarillo pollo, color que le queda indiscutiblemente bien a Maui, pero que a él le sienta mal, mal de verdad. Pena de chico.
Los partidos, que en casa duran, al menos, tres horas y media, en el estadio pasan en un suspiro. Cuando le decía al Pulgón "No te preocupes, ahora remontan", suena el silbato del final. ¿Cómo? ¿Ya?
Mi querido esposo se despidió del amigo del alma (después de tantas emociones, casi hermanos) cuyo nombre nunca supimos y que se sentaba a su lado; él nos deseó buen viaje de vuelta, y regresamos al Hotel. Esto del fútbol "emocional" es agotador, no lo recomiendo. Pero a mí me gustó ir, ahora entiendo mejor por qué y con quién tengo que compartir el amor del Pulgón. Y mejor no hagamos al respecto una encuesta del CIS. Por si acaso.
01 May, 2007
Bilbao. 28 Abril. De noche
El pobre Pulgón lleva dos temporadas sufriendo lo indecible, el objeto de sus amores no hace más que darle disgustos, que él justifica de mil maneras: tienen muchos lesionados, los árbitros son secuaces de Voldemort... Hace un par de domingos me asomé a la sala, donde estaba viendo un partido que retransmitían en directo, no recuerdo cuál, sólo recuerdo con claridad que perdieron. La cara de desconsuelo, el estado de ánimo abatido que se le quedó después, me hicieron caer en la cuenta de hasta qué punto era el Club importante para él. Así que decidí pasar a la acción.
Utilicé mis contactos en Bilbao (Maui, del cafetito) y, a pesar de no saber si se conseguirían las entradas para un partido o no, reservé vuelos y hotel.
Quería regalarle un viaje a Graceland a ver a Elvis, pero en rojo y blanco.
Las gestiones fueron dando su fruto hasta el colofón final: el Okupa de Maui me consiguió entradas para el Athletic-Real Madrid. Cuando le conté todo al Pulgón por teléfono, desde mi trabajo, entró en estado de shock; lo llamé de nuevo dos horas más tarde y me dijo que llevaba todo ese tiempo con el teléfono apretado en la mano, mirando el cuadro de encima de la estufa, sin poder pensar. Tuve que prepararle yo misma la maleta y subirlo a empujones por la escalerilla del avión como si fuera equipaje de mano.
Llegamos al Aeropuerto de Bilbao el viernes por la noche. En la Recogida de Equipajes, le mandé un SMS a Maui: "Ya estamos en tu tierra. Mañana te llamo". Suena el móvil. "¿Cómo que mañana me llamas? Estoy fuera, con un cartel que pone LEGO. Llevo el pelo corto, color pollito""Pues yo llevo una maleta roja y un señor en estado catatónico del brazo". ¿Se puede ser más hospitalario? ¿Internet no es una maravilla, que consigue hacer esta clase de amigos?
Nos dejaron en el hotel (que está a diez metros escasos de San Mamés) y el Pulgón se bajó como una exhalación a tocar la pared del estadio. No se rían, es algo muy serio esto de los enamoramientos. ¿Ustedes no hicieron nunca nada parecido?
Esa noche nos dormimos eufóricos; él, por estar "ALLÍ" (es decir, "AQUÍ"), y yo porque la habitación nos recibió con una cama de dos por dos (literal) y dos bombones. Cada uno con sus quereres.
Al dia siguiente, visita guiada a la sala de trofeos y al campo. Ignorante de mí, pensé que seríamos los únicos asistentes de fuera de Bilbao, pero qué va; había una peña de La Palma, un matrimonio de Menorca y una familia ¡¡¡de Argentina!!! (no creo que hayan venido a España expresamente, pero quién sabe). Todos habíamos cruzado un charco, de mayor o menor tamaño, para estar allí. Fotos en lugares emblemáticos (abrazado a Pichichi, y delante de un león disecado). Nunca pensé que vería a mi esposo extasiado en un vestuario masculino. Resignación.
Gasto de dolorosas cantidades de dinero en la Tienda Oficial (¿¿¿cómo aceptar imitaciones???) en camisetas, calzoncillos, bufandas, llaveros... Yo disfrutaba como una tonta oyéndolo decir: "Es que estoy AQUÍ, ¡¡¡ESTOY AQUÍ!!!".
Como el partido era al dia siguiente, teníamos tiempo de sobra para pasear por Bilbao. Ojo con los vascos cuando preguntas una dirección: todo está a "diez minutos andando", aunque tardes hora y media a buen paso. "¡Pero si Bilbao es un pañuelito!". No sé por qué no siguen el sistema internacional de medidas. Maldita sea. Para llegar al Guggenheim tuvimos que ir a una tienda y comprar unos Crocs feísimos y calcetines de algodón. ¿No somos turistas? Pues eso.
El Guggenheim.
Merecería entradas de blog para él solo. Aunque no tuviera nada dentro, el edificio en sí mismo es una obra de arte. Sé que esta frase se ha repetido cientos de miles de veces, hasta convertirse en palabras vacías. Pues llénenlas de asombro, de emoción por la belleza que se contempla, de piel de gallina. De ganas de sentarse sobre una manta y estar horas, días, meses, viendo cómo el edificio cambia y se mueve al ritmo de la Tierra, y al ritmo de Lego que lo mira desde abajo, desde dentro, desde arriba.
No soy experta en arte, sólo digo que me gusta una obra cuando produce en mí alguna reacción, sea ésta cual sea. Incomodidad, admiración, placer, miedo, alegría... Y hay de todo eso en el Museo. En esos días coincidimos con una exposición de Anselm Kiefer (reconozco mi ignorancia, era la primera vez que veía su nombre), que me dió un puñetazo en medio del estómago. Cuadros y esculturas te sacudían y empequeñecían. Cuadros y esculturas no en cualquier lugar, sino en las salas del Guggenheim, que es parte del espectáculo.
Otro dolorosísimo desembolso económico en la tienda del museo (mi sangre escocesa, a estas alturas, GRITABA).
Ducha-express en el hotel y paseo al atardecer con Maui y Costillo.
Flotamos sobre las aguas del Nervión(no dejen de ver el vídeo). No podía boquear de asombro, y al mismo tiempo, sacar fotos. Soy así de limitadita.
Visita a Santurce y cena espectacular en una sidrería.
Mi último pensamiento antes de dormirme fue "¿Por qué no habíamos venido antes?"
14 April, 2007
Out of Africa
08 April, 2007
Snitch
Y, sin embargo, los dedos están ansiosos por que les mande tarea; los pensamientos se mueven tan deprisa que parecen una línea de colores, no me da tiempo a atraparlos con la mano y hacerlos detenerse para mirarlos de cerca. Es como perseguir a la "snitch".
Tengo algo dentro, algo que quiero contar, que quiero explicar, que quiero entender... pero no consigo transformarlo, no ya en palabras, ni siquiera en ideas coherentes. Parece como si habitara en mi interior una abeja gordita y chiquita; sabe que tiene algo muy importante que hacer, y que debe hacerlo enseguida. Pero ¡pobre! no recuerda ni cuál era su misión ni en qué dirección se fue el conejo blanco. Vuela frenética de un lado a otro de mi cabeza, y tengo unas ganas enormes de abrirle la ventana, a ver si se orienta de una vez. ¡Qué mareo!
Herencia
No debiera de quedarme hasta tan tarde
de la Mesa de Mota en la planada;
luego tendré que descender de noche
por la senda escarpada,
que entre bardas de zarzas y tuneras
ha de llevarme hasta las tierras llanas.
Pero me atrae esta apacible calma,
la quietud de esta hora,
este retroceder hacia la nada,
y estar tan separado de los hombres
pero tan confundido con las cosas amadas,
con las cosas tangibles que contemplo
y con otras también, imprecisas y vagas,
que llegan de distancias estelares
y me prenden el alma.
(...)
Y no soy sólo yo, hay otros seres
cuyas pequeñas almas,
sienten tal vez de modo diferente,
pero sienten también la distante llamada
que como a mí les hace el infinito,
con una voz que, aún siendo incomprensible,
no deja de ser clara.
(...)
A la luz indecisa del reflejo del sol,
que ya casi ha caído,
de naciente a poniente
todo cuanto contemplo me es querido.
No hay un sólo lugar en las montañas
ni en la extensa llanura que no haya recorrido,
y todo me parece
como si fuera mío,
no en la tosca acepción de ser su dueño,
sino más bien de ser yo poseído
por el mundo que abarca mi mirada,
que observo y escudriño
en sus miles de huertos y parcelas,
de árboles y picachos, y sembrados y riscos,
que todos son como una sola cosa
conmigo mismo.
Y por eso, cuando ya en plena noche
a bajar me decido,
en lugar de sentirme solitario
me siento protegido
por esa multitud de seres, cuyas almas
se han venido conmigo.
Y durante mi marcha por el llano
todo a lo largo del camino
ni siquiera hay un perro que me ladre
al escuchar de mis pasos el ruido.
Y llevo el alma más perfecta y mejor
de lo que nunca ha sido
Esto lo escribió mi bisabuelo en 1941, desde su exilio en México, recordando alguna de sus caminatas por La Laguna. No lo conocí, pero lo conozco. En el atardecer de otros lugares y otro tiempo, hemos compartido frecuencia y sintonía. Ya sé a quién agradecer esta parte de mi herencia.
25 March, 2007
La casa de los espíritus
19 March, 2007
Pollo a la Elbereth de la Provénce
Juraría que había hecho foto del plato humeante y divino, de verdad. Pero estas cosas pasan a veces. Llega una nave extraterrestre, te abduce, y los cabezones de ojos separados se comen el pollo a la Elbe antes de que puedas fotografiarlo. Tiene que haber sido eso.
De todas formas, pongo la receta, para que todo el Universo conocido tenga acceso a esta información de incalculable valor. Es la primera vez que cocino pechuga de pollo y no me queda seca. Se me llenan los ojos de lágrimas. Ahí va, copiado tal cual del blog (no dejen de visitarlo) de Elbereth:
PECHUGAS A LA PROVENZAL
1 pechuga entera, 1 pimiento rojo grande (o medio rojo y medio verde), 1 cebolla grande, 1 diente de ajo, aceite de oliva, sal, pimienta negra, "hierbas provenzales", eneldo, mezcla de 4 quesos para gratinar (o cualquier otro queso que uséis para eso), vino blanco, sidra o jerez.
Troceamos la pechuga en tiras gordas y luego en cuadrados de bocado, pero no pequeños, más bien grandecitos. Partimos el pimiento en cuadrados y la cebolla en gajos grandes. Reservamos. En un fondo de aceite doramos a fuego alto y rápidamente los trozos de pechuga y retiramos, sólo que cojan color. Pochamos después el ajo picado, antes de que coja color añadimos el pimiento en trozos y sofreímos a fuego alto, removiendo todo el rato con una cuchara de madera. Añadimos ahora los trozos de cebolla y salpimentamos para que la cebolla sude, y sofreímos también. Cuando notemos que empieza a ablandar, volvemos a echar los trozos de pechuga en la sartén. Revolvemos todo junto, añadimos las hierbas, y damos una vuelta con la cuchara de madera. Echamos un buen chorro de lo que tengamos, yo estas las hice con jeréz. Dejamos que evapore el alcohol, añadimos el queso por encima de todo, tapamos y retiramos del fuego. Dejamos reposar un poco y servimos.
Tengo que decir que yo usé Pedro Ximenez y mozarella (del basto, el que no es de búfala) rallado; el parmesano me pareció demasiado fuerte, pero quizá no lo sea, habrá que probar. Ah, y antes de gratinar tuve que apartar todos los trozos de pechuga para pasar la salsa por la Thermomix, que al Pulgón le encanta encontrarse "tropezones" e irlos separando y distribuyendo ordenadamente por el borde del plato. Le quité ese placer. Soy malvada, lo sé.
Menos mal que los extraterrestres me dejaron un Tupper lleno en el congelador. Si no, me iban a oír hasta en Urano.
08 March, 2007
Hace dos años...
Nos pusimos un chaleco anti-balas lo suficientemente grande como para que cupiésemos los dos. Y decidimos armarnos hasta los dientes y pelear.
El primer ataque lo llevé a cabo yo, con mi carpeta azul de cartón, lleno de letras chinas que parecían arañas corriendo sobre nieve.
Y desde entonces, nos sentimos fuertes, invencibles, pacientes como el león, pero poderosos e inamovibles como el rinoceronte.
Hoy hace dos años que presentamos nuestra solicitud de adopción. Y seguimos esperando.
(Foto de Phitar )
17 February, 2007
Tara
¡A Dios pongo por testigo...!
Este es el espectáculo gratuito e irrepetible que se me ofrece.
Y se me quita cualquier pena, desilusión, irritación que pueda llevar en los bolsillos.
Llego a El Sitio un poco sucia, de los malos humores propios y ajenos que se me han pegado a la piel; cansada, y quizá, hasta aburrida. Una hormiga diminuta cuyo ajetreo no tiene importancia alguna en el Esquema Universal de las Cosas.
Me bajo del coche, piso la tierra roja de El Sitio, veo la pantalla gigante de "home cinema" que alguien ha montado al aire libre, y abro la boca, los ojos, los oídos. Respiro de una sola vez todo lo que me rodea. Y entro en la casa sintiéndome querida, mimada incluso. Sintiéndome parte fundamental de lo que me rodea. Me he vuelto gigante.
01 February, 2007
M. Glahnik: calzado de autor
¡Por fin tengo unos Monchito's!
Como hay un alma creadora en casa, tengo que acostumbrarme a sus ataques de inspiración que, lo sé, son por mi bien. Hasta este momento yo era sólo una persona del montón, anodina, con una vida gris y monótona; usaba para el uniforme del trabajo unos zuecos blancos que no decían nada sobre mi yo interior. Ahora, con mis Monchito's, me siento una mujer de hoy, urbana, segura de sí misma, elegante pero muy, muy rompedora.
Glahnik utiliza para sus creaciones una mezcla de desgarros apasionados con tintes naturales (barro ecológico en un primer tratamiento, hojas de árbol y piedra volcánica para el acabado).
Y lo mejor de todo, lo que me ha llegado al corazón: yo no le pedí nada, él vió la gran necesidad de cambio que tenía mi vida, y decició intervenir. Me encontré el regalo en la puerta de entrada, una mañana al despertar, como si fuera la mañana de Reyes, pero mejor.
Quería compartir mi alegría con ustedes.
Por cierto, Glahnik no acepta encargos, el arte no entiende de fechas límite de entrega. Pero si quieren dejarme sus aburridos zapatos aquí, para ver qué puede hacer el maestro con ellos, intentaré convencerlo.