24 November, 2006

Otoño en El Sitio


Lo que más me gusta de El Sitio es cómo cambia a lo largo del año. Los olores, la temperatura, los árboles, la luz. Cuatro estaciones perfectamente definidas.
Después de veintimuchos años viviendo en una ciudad donde los meses discurren como sin ganas, todos parecidos, sin poner emoción ni energía en su actuación de cada año, llegué aquí un verano, y me sorprendió el olor a helechos y a pinocha caliente. Se sucedieron las estaciones y me fui adaptando a ellas como pude, hasta que volvió el mes de Junio y se llenó todo de nuevo con el mismo olor. Me sorprendió tanto que estuve varios días como una loca olfateando a mi alrededor. Y capté nuevas repeticiones, esta vez de colores y luz; el verde del verano, la flor del ciruelo en primavera, el ocre de las castañas en otoño, y el gris lluvioso del invierno. ¡Ay, si nevara! Entonces sería la Observadora de Cambios de Estación más feliz de la tierra.

20 November, 2006

No al Puerto de Granadilla




"Por razones imperiosas de interés público", la Comisión Europea da luz verde a la construcción de un Puerto Industrial en Granadilla de Abona. Un puerto industrial que afectará directamente a cinco kilómetros de costa en buen estado de conservación, e indirectamente, a cuatro playas de uso tradicional y familiar. Destruirá el equilibrio que permite la presencia de praderas de sebadal imprescindibles para el sustento de varias especies animales en peligro de extinción.

WWF/ADENA, Greenpeace, ATAN, SEO/Birdlife, Ben-Magec (Ecologistas en Acción) y otras asociaciones ecologistas y conservacionistas de reconocido prestigio han hecho llegar sus informes a la Comisión Europea para su valoración, pero ha podido más la presión política.

Es cierto que, a favor del puerto de Granadilla, están ahora los tres partidos más poderosos, Coalición Canaria, PSOE y PP; y no es menos cierto que representan a la mayoría del pueblo de Tenerife, si hablamos estrictamente de votos. Pero ¿es que con mi voto extiendo un cheque en blanco para que, a lo largo de cuatro largos años, se tomen decisiones ampliamente contestadas (tres manifestaciones multitudinarias, en 2004, Noviembre de 2005 y Noviembre de 2006; más de 50.000 firmas en contra del proyecto; diversas acciones en la playa del Médano, etc.) sin que este rechazo haga ni siquiera pestañear a los políticos que yo misma he elegido?

Hace ya tiempo que mis ideales políticos se han ido transformando, haciéndose cada vez más débiles, como una tela de gasa, hasta desvanecerse por completo. Ahora sólo tengo una reivindicación : la conservación del planeta. Y si eso me queda muy grande, la conservación de la isla mágica en la que vivo. Y si eso es aún empresa imposible para una simple persona, con dos manos y dos pies, al menos la transformación de mi casa y mis acciones cotidianas en un espacio respetuoso y delicado con mi herencia. Creo que eso sí puedo conseguirlo.

Y aunque Europa haya dado luz verde al proyecto, aunque casi todo mis amigos me miren con condescendencia por ingenua, tengo que seguir participando, no me queda otro remedio, quiero dormir tranquila por las noches.

Me ha salido una introducción algo solemne y pesismista (no es para menos, de verdad), pero tengo que decir que me lo pasé divinamente en la manifestación del sábado. Fui sola; el Pulgón tenía que trabajar (¡Si su antepasado el mencey Bencomo levantara la cabeza!), y mis coleguillas de activismos varios tenían otros compromisos.

Nada más llegar me metí dentro de un grupo de bomberos, que están en huelga y llevaban todos sus camisetas identificativas; ya que voy sola, al menos estar bien protegida ante cualquier contingencia...

Cuando me cansé de tanto Cuerpo, me fui un poco más atrás, a donde estaba la MARCHA, con mayúsculas. Un grupo bastante numeroso de batucada.

Al final terminamos caminando con un ritmillo y ondeando banderas con una gracia que pá qué.

Queda el regusto amargo de no saber si gritar hasta quedarte ronco sirve para algo o no. Al menos, podré decir que he hecho lo que estaba en mi mano. Y el dia de las elecciones también gritaré hasta el límite de mi voz, pero por escrito, dentro de un sobre.

07 November, 2006

Deutsche Schule




Hace ya unos años que intentamos reunirnos con cierta periodicidad (anual, imposible más y, en cierta forma, así adquiere más solemnidad e importancia el acto de sentarnos juntos alrededor de una mesa). Los primeros años, por haber tardado tanto tiempo en conectar, resultó difícil; casi, casi, parecíamos un comité de empresa clandestino, en lugar de una cena de antiguos compañeros de clase. En cada reunión conseguíamos un nuevo teléfono, o un nuevo contacto a quien preguntar por el camino hacia alguien.
El año pasado, de un eufórico Jose (con acento en la "o"), nació la idea de un Delegado de clase, que se encargaría de recopilar teléfonos y avisar a todos cuando llegara la fecha. Se autoproclamó él mismo, y apuntó todos los datos en una servilleta de papel que, al final, arrugó y guardó en el bolsillo del pantalón. Por mi segunda profesión (lavandería doméstica de proporciones industriales, por el volúmen de ropa que ensucia el Pulgón) sé que las servilletas de papel no son sumergibles, centrifugables ni secables en secadora. Ya no las hacen como antes. Decidí autoproclamarme Subdelegada (¿qué les pasa, compañeros? ¿Acaso no ven que Jóse y yo somos dos dictadores en potencia? ¡¡¡Párennos los pies!!!) , saqué mi agenda e hice una Copia de Seguridad de la Base de Datos de la Servilleta.
Este año, viendo que el Delegado no daba señales de vida, di un golpe de estado y lo destituí; por cierto, aún no se lo he comunicado, mañana sin falta.
Después de muchas llamadas, alegrías y recuerdos, reunimos un grupo bastante numeroso, con la emocionante sorpresa de la asistencia de Cachi, llegada ese mismo día, expresamente, desde Madrid (las distancias, como ha quedado demostrado, son relativas cuando hay afecto).
Era una noche algo lluviosa y desapacible; Bea, la nueva Subdelegada (caramba, tampoco le he dicho nada; de mañana no pasa) reservó mesa en el exterior del local, y todos nos subimos el cuello de las chaquetas. Trabajo inútil. A la tercera anécdota ya estabamos quitándonos abrigo y desabrochando botones.
Fueron pasando las tapas. Se fueron llenando y vaciando los vasos. Y fuimos recuperando, minuto a minuto, la atmósfera, el olor, el tiempo del colegio.
Nuestro Stundenplan era sencillo:
Erste Stunde: Historias personales. Intercambio de fotos de niños, puesta al dia en profesiones, sueños y alguna que otra tristeza. Un abanico de opciones familiares, desde las más convencionales a las historias construídas en dos pasos. Y respecto a las camadas, lo mismo: cero, uno, dos, tres... ¡familias de hasta siete hijos!; unos nacidos de la propia matriz, otros nacidos del corazón y la paciencia. Y todo tipo de formaciones, trabajos y ocupaciones. En general, componemos un buen cuadro, creo yo. Habría que hacer partícipes de todo esto a la Señorita Herrera, a la Señorita Lourdes, a la Señora Mateos (¿por qué ella era "señora" y no "señorita"? ¿Alguien lo sabe?); a Don Alonso, que ya no está con nosotros, pero nos vigila, por descontado, dispuesto a darnos un "alonsazo" en cuanto nos despistemos lo más mínimo; a la Señorita Perera, Frau Bräutigam... me dejo muchos nombres, pero tampoco voy a hacer un listado exhaustivo, ya lo hicimos durante la cena (sonrisa malvada). En fin, que alguien debería decirles que, parte de "culpa" de nuestros logros es suya, indiscutiblemente.
Zweite Stunde: Repaso general y alegremente cruel de los ausentes (ténganlo en cuenta para futuras convocatorias; y no digo "más nada"). Nos acordamos con mucho cariño de todos y, como era inevitable, tuvimos toda la noche la presencia invisible de nuestra compañera desaparecida en un país de Sudamérica. A mí me tranquiliza pensar que fue ella misma la que quiso desaparecer y cambiar de vida; me resulta mucho más fácil de digerir que cualquier otra opción. Pero nos la llevamos pegada a la ropa hasta nuestras casas.
Mención especial merece el repaso a los profesores, haciendo un ejercicio de memoria que se remontó hasta el Kindergarten y Tante Sigrid y Tante Pilina, y Tata, y el Osterhase (que no era un profesor) escondido por todos los rincones del patio.
Dritte Stunde: Anécdotas y recuerdos. ¿Cómo pude dejarme en casa el broncodilatador? ¿Es posible que no anticipara las carcajadas?. Desde el pantalón de peto amarillo canario de Carlos-Conde-Belisario hasta las fiestas que hacíamos, famosas en toda la ciudad. Surgieron también anécdotas que nos hicieron reír pero nos dejaron un regusto amargo, porque nos hacen caer en la cuenta de que, verdaderamente, fuimos crueles en ocasiones. Y lo fuimos todos contra todos, sólo que hay compañeros a los que afectaban más nuestras burlas, y otros resolvían sus asuntos en Las Mimosas, como antiguos duelistas. Yo, personalmente, me avergüenzo de muchas de las cosas que dije en mis años de colegio; y lo hice por los motivos más ridículos: en ocasiones, por rabia, otras veces por ser popular o sentirme parte de un grupo popular... Tonterías. Pero sé que pude hacer daño. Ahora lo sé, antes no. Esa es la parte que menos me gusta recordar, pero es que esa niña, con sus complejos, su humor cruel, sus debilidades, su potencial, esa niña soy yo; la mujer en que me he convertido tiene todo eso dentro, masticado, deglutido y digerido y convertido, o eso espero, en radar para captar la sensibilidad de los que me rodean y ser delicada con ellos.
La mejor anécdota de la noche, en mi opinión, tiene que ver con las paletas provisionales de Jorge, atrapadas para siempre en el pan de un bocadillo de jamón serrano.
Hay escenas grabadas a fuego en la memoria. La resistencia increíble (ingeniería alemana, sin duda) de los percheros de la clase, en los que se podía colgar a un alumno por el pantalón y se mantenía así ad infinitum. El profesor de ética tan peculiar que tuvimos, que nos hacía terapias de grupo inventadas por él, de efectos devastadores. Nuestros recuerdos de amistad y complicidad con la clase "d", honrosamente representada por Roland y Brigitte. Las imitaciones de profesores de Martín, Latre a su lado es un simple aficionado. Cada recuerdo nos sugería inmediatamente otro.
Y mientras tanto, Rocío (fue la única que se acordó de llevar cámara fotográfica, mucho Deutsche Schule, pero somos unos desmemoriados) se encargó de la parte gráfica del reportaje. ¡Gracias!















Se hacía tarde, y se organizó una excursión... no, a Las Lagunetas, no. A un bar de copas del hermano de Marian. Yo no fui, porque soy más gallina que lechuza. Volví a casa cantando "O Tannenbaum, O Tannenbaum, wie grün sind deine Blätter", lo que me acordaba de "Wochenmarkt!" y "Caballito espumoso, espumoso, de nubes blaaaaancaaas". Y me fui a acostar con una sensación de calorcito por dentro muy agradable, que espero me dure hasta el año que viene.
Gracias a todos.

P.S. : Les propongo un Misterio Sin Resolver para que se entretengan hasta la próxima reunión: Rocío no sale en las fotos por razones obvias (y porque somos todos unos egoístas que no nos preocupamos de decirle que se sentara y posara ella). Pero ¿¿¿¿¿Dónde está Roland?????

06 November, 2006

El Nombre del Padre


Echeide, se llamaba. Es la puerta hacia el mundo subterráneo, y en él habitaba, hace muchos, muchos años, Guayota, el destructor.


Es mi Generador de Energía.
Estos días he estado un poco desnimada, por distintas razones conocidas y, seguramente, algunas que sólo logro entrever. No me gusta estar así, me impide darme cuenta de mi entorno, y eso es un desaire y un desperdicio que no es propio de mí.
Mi primer remedio suele ser sentarme al sol unos minutos, con libro o sin él, es lo mismo. Pero estamos en Otoño, y Lorenzo, que sabe que, en ocasiones, he renegado de él, se hace el interesante y me deja con cara de tonta mirando al cielo gris y pesado.
Como segundo escalón en el tratamiento del desánimo, suele funcionar muy bien una sesión de abrazos y besos con los perros. Pero ha llovido, y la sensación de tener la cara llena de fango (de composición incierta pero poco tranquilizadora, en general) no suele gustarme.
Un buen libro, una aguja y su hilo de colores, un queque en el horno... todo falló. Quizá subestimé a este estado de desánimo que catalogué de "estacional".
Cuando nada funciona, he de tomar medidas drásticas. Y eso fue lo que hice ayer. Me fui con el Pulgón al Generador de Energía. No hubo premeditación, sólo necesidad física.
Nada más llegar a la falda del volcán, me bajé del coche y me dió en la cara el aire frío, cortante, hecho de cristal. Por los pies me subió la energía de la Tierra y me quedé quieta, muy quieta, conectada. Y me sentí antigua, me sentí parte de un río de energías que han estado, están y estarán. Y me curé.