05 July, 2009

Por ver a la madre amada...

... tengo que estar encamada. Es mi versión de la frase más oída durante la Bajada de la Vírgen de los Reyes: "Por ver a la madre amada, no siento la caminada". Yo sí la siento. Un montón. En los gemelos, y en una llaga monstruosa que tengo en el dedo chiquito.
En el enlace tienen parte de la historia mágica del voto que contrajeron los herreños con su vírgen, y que cumplen a rajatabla cada cuatro años. A mí me coincidió que tenía que trabajar cinco días en El Hierro, así que el Pulgón y yo decidimos formalizar nuestra relación de profundo amor a la isla (somos herreños de vocación ¿eso existe?) y participar en la Bajada. Mala idea. Mala, mala idea. Por una sencilla razón: yo no soy pastor. Punto. Soy de carne, hueso, y no estoy en forma. Y no soporto el sol.
Los herreños estaban felices porque la Bajada, a pesar de celebrarse en verano, suele acompañarse de tiempo brumoso, menos este año. Este año el sol cascaba (me niego a decir "lucía") con toda la fuerza de su mal carácter y peor educación. Y TODO el trayecto que aguantamos el Pulgón y yo (unas cuatro horas a buen paso por caminos polvorientos y llenos de piedras) era a pleno sol. Ni una mísera sombra.

Todo esto me ha servido, además de para cerciorarme de que "Coronel Tapiocca" no va a elegirme Ejemplo del Mes, para llenarme de admiracion por el fervor (el Pulgón lo llama de otra manera, el plural de lo que ponen las gallinas) de los herreños. Lo que yo no pude completar, ellos lo hacen ¡¡¡¡bailando!!!! Da igual que sea subida, bajada, jable, tierra, polvo o piedras. Portando una imagen pequeña y delicada, dentro de una urna de madera y cristal sencilla, como corresponde a una Vírgen de pastores, el ruido de los tambores y los pitos y los brincos y vueltas de los bailarines son constantes a lo largo de todo el camino. Se turnan los distintos pueblos, sí. Pero estoy convencida de que, si la Bajada hubiera que hacerla en Tenerife, se perdería la tradición, no en cuatro años, no, en cinco minutos.
La música es primitiva, una melodía muy simple que se repite una y otra vez y que, mezclado con el cansancio y la deshidratación, termina hipnotizando. Pones un pie delante de otro, aunque el voto no vaya contigo, porque la determinación de los miles de herreños que tienes al lado te empuja. Y lloras como si la Vírgen de los Reyes fuera tu verdadera y única madre, porque la emoción que se vive es contagiosa y no te queda otro remedio que seguir caminando y llorar.

Aunque he de reconocer, ahora que estoy en mi isla y nadie me oye, que también lloraba por mis pobrecitos pies y por el miedo de que se me acabara el protector solar. Soy una mimosa.

3 comments:

Anonymous said...

Dícese: sarna con gusto no pica. Porque es con gusto; si no, si no hay voto, chérie, merécese Vdm. solajeros y escozores varios. No sabía que era usted tan devota de Ntra. Sra. Ella se lo premiará, ¿no?.

Gemma said...

Abono al gimnasio, ya!!
Aunque también es verdad que si cuesta, tiene más mérito y ganas más puntos en lo que sea que le pidas...
Pero la alternativa del gimnasio la recomiendo, a mí me ha cambiado la "cuarentena"...

Marisabel said...

Despues de este superesfuerzo... pide lo que quieras que seguro te lo otorga.
Besitos